¿Imaginas empezar un post diciendo que te encantan los memes filosóficos? Pues a mí también. Y el otro día encontré un meme sobre la ética y los empresarios que me inspiró. Adjunto la maravilla:

Durante décadas se esperó de lxs líderes que se centraran en una sola cosa: los resultados financieros. Pero llevamos años hablando de una revolución ética y, quizá, es hora de entender que hay más cosas que deberíamos tener en cuenta además del parné. Y ¿es rentable la ética? Bueno, ¡vivan las tautologías! Sí, la ética es rentable. Contar con una ética laboral sólida tiene todo el sentido: lxs colaboradorxs quieren trabajar para una empresa de la que están orgullosxs y lxs clientes -también los potenciales- elegirán una empresa que pueda (de)mostrar que se comportan de forma ética, más allá de la transacción comercial. Y si la ética no fuese rentable, daría igual: sin ética no hay futuro o, siendo optimistas, sería un futuro incierto.
Ahora que estamos con la intensidad por todo lo alto, ¿qué tal si vemos qué hacer para ser una empresa más ética?
¿Cómo es vuestra conciencia organizacional?
¿Cuáles son vuestros valores? ¿Cómo y quiénes tomáis las decisiones? ¿Cómo os comportáis ante conflictos? Las empresas se vuelven éticas con cada decisión que toman y con los comportamientos de cada una de las personas que colaboran en ella. Necesitas saber cómo es vuestra cultura organizacional. La conciencia organizacional te permite identificar las fortalezas de vuestra cultura y los procesos que se llevan a cabo ante problemas, dilemas o cualquier situación que requiera de inteligencia emocional y unos valores consolidados.
No le arranques el corazón a tu negocio
Profesionalizar los procesos de tu organización no significa que te tengas que convertir en la Reina Malvada Grimhilde (qué raro que en Disney la mala sea casi siempre mujer y madrastra, otro día hablamos de eso, Freud).

Reclutar y retener talento tiene mucho que ver con los valores que inspiras y es muy fácil caer en el error de definirse a través de las ganancias o la fama, incluso a través de causas sociales aireadas a bombo y platillo. Pero también puedes elegir convertir a tu organización en una mucho más competitiva sin descuidar esas cualidades que te caracterizan, o te caracterizaban, desde los inicios. Nunca olvides tu propósito y cómo queréis llegar a él.
¿Qué es lo que importa en tu organización?
En toda empresa, colectivo o incluso grupo de amigxs hay una serie de reglas no escritas. A veces nos pueden ayudar y, otras, pueden resultar todo un desafío. Debes conocer las reglas con las que se mueve tu equipo, o aquello que más importa o, incluso, qué valores le gustaría que hubiese. En definitiva, debes escuchar las señales y evaluando el clima laboral, te ahorras muchas prácticas de telepatía frustrada.
Si los informes de vuestro clima laboral revelan que las personas no están satisfechas con su manager, o que no se sienten orgullosas o alineadas con los valores que caracterizan a la empresa, tienes un problema, sí, pero al menos tienes la información necesaria para buscar la solución.
Además, es necesario que cuides los factores más básicos y éticos que influyen de lleno en la motivación y satisfacción: ¿es justo el salario de cada empleadx? ¿los resultados/objetivos que exigís son justos y consecuentes con la nueva normalidad? ¿en qué pilares se basa tu plan de sucesión? ¿se valoran a las personas que reflexionan, proponen y critican o el trato justo depende de lo bien que bailen el agua? Un besito, Sócrates, gracias por la mayéutica.
Sé un buen modelo a seguir
¿Te imaginas querer ser o dar la imagen de lider ético y que tu equipo no te vea así? Pues esto es que lo que pasa según una encuesta de Chartered Management Institute, que reveló que el 80% de los empleadxs consideran que sus gerentes no dan un buen ejemplo moral. Mo-vi-do-te.
El comportamiento ético comienza en los puestos de liderazgo. Lo que no se ve no se imita, así que si quienes dirigen, inspiran o guían no predican con el ejemplo, la ética va a hacer aguas y, créeme, no querrás ver tu cara en los memes del Titanic.
Comunica y escucha (a toooooodo el mundo)
A TODO EL MUNDO. Sí, las consecuencias de hablar solo son positivas. Ya sea que comuniques resultados positivos o negativos, preguntes, escuches (la escucha activa también forma parte de la comunicación) o trates de resolver dilemas en equipo. Cada persona que forma parte de la organización tiene que tener voz en el equipo, merece ser escuchada y tenida en consideración.
Trabaja duro para que vuestros procedimientos de comunicación ayuden a que la información fluya con frecuencia entre empleadxs y managers. Es también muy importante, tengas o no un departamento de recursos humanos, que el equipo cuente con una persona de confianza para que puedan denunciar comportamientos no muy éticos o injustos. Porque no, no siempre van a poder o saber tratar ciertos asuntos con su supervisor/a. A veces la figura líder es el problema.
Y vuelvo otra vez a lo mismo, porque por qué no:
Todo el mundo debe tener voz en una organización. No importa si es una persona de la dirección, si es la que mantiene la oficina limpia o si es quien revisa que todos los papeles estén en el fichero adecuado. Tener voz implica tener en cuenta sus valoraciones, sus propuestas, su punto de vista.
Partamos de una base: hoy en día mojarse es necesario. Lo políticamente correcto se quedó más pasado que los couple goals a lo Britney y Justin. Joder, que hasta Jane Austen se metía más en el barro en el siglo XIX que la mayoría de las empresas de ahora. No seas cutre, implícate con tu equipo, con la sociedad, da a conocer tus principios como empresa, conquista a tu público porque tienes algo bueno que ofrecer desde pilares éticos sólidos.
Me tengo que despedir con otro meme:

Y aclarando que he mentido: jamás superaremos a Britney Spears y Justin Timberlarke untados en denim.