Hay fechas que no me puedo pasar por alto.
En este rincón nos encanta escribir sobre la satisfacción laboral. Y algunxs sabréis que también tendemos más a la ñoñez que un libro de Jane Austen. Si mezclamos ambas cosas y lo aliñamos con un poquito de sentido común, se me ocurre que para celebrar este día de los enamoradxs, no hay nada mejor que hablar sobre cuidarnos. Sí, a nosotrxs mismxs. Y no me refiero tanto a salir de compras o a darnos un buen banquete en nuestro sitio favorito, que también, sino a acariciar nuestra salud mental, a mimarnos para mantener nuestra motivación y nuestra satisfacción laboral en alto.
Es todo un reto escribir sobre este tema sin caer en el paulocoelhismo o el jorgebucaísmo, así que deseadme suerte.
¿Cómo podemos cuidarnos en el trabajo?
Cuando hablamos sobre cuidarnos y mimarnos solemos pensar en nuestro tiempo libre, como si pudiésemos permitirnos el lujo de aparcar nuestro cuidado de lunes a viernes. Es imposible que si nos machacamos durante toda la semana, nos podamos recuperar durante el fin de semana. Eso es una fantasía para las stories de instagram y nada más. Donde más energía gastamos es en nuestro trabajo, por lo tanto es esencial integrar nuestro cuidado personal en nuestra jornada laboral.
Gestionar -y valorar- nuestro tiempo y recursos
En el autocuidado es fundamental darle valor a nuestras aportaciones. Las tareas son infinitas, las 8 horas de nuestra jornada laboral diaria no. Cada día, además de todo lo que ya tenemos programado hacer, nos pueden llover muchas tareas que van surgiendo espontáneamente. Asuntos o personas que solicitan nuestro tiempo y recursos y que nos distraen de nuestras prioridades.
¿Qué podemos hacer? Reservar siempre un tiempo para lo que hemos considerado más importante. Empezando por darnos unos minutos en los que poder anotar lo primordial, aquello que queremos finalizar sí o sí antes de irnos. A medida que surjan los demás requerimientos, tendremos margen para decidir si podemos ponerlo por delante o no de nuestras prioridades diarias.
Hacer balance
Cada semana debemos echar la vista atrás para darnos cuenta de lo que hemos logrado en el trabajo. Felicitarnos por nuestras metas alcanzadas nos dará un buen impulso y nos mantendrá más positivxs.
El reconocimiento de lxs demás motiva a saco e incluso más que alargar el brazo para darnos a nosotrxs mismxs la palmadita en la espalda, pero no siempre se cuenta con él.
Rodearse bien
Somos animales sociales y las relaciones interpersonales son fundamentales para nuestra salud. Elige bien de quién te rodeas y en quién te apoyas e invierte más tiempo en las personas que te inspiran y ayudan que en aquellas que solo se alimentan de tu energía.
Esto podemos aplicarlo también fuera del trabajo. Las relaciones sanas con lxs demás son una parte esencial de nuestro propio cuidado.
Cuidar el espacio de trabajo
Nuestro entorno tiene un gran impacto en nuestra productividad. Tu zona de trabajo tiene que estar ordenada, limpia y con elementos que te inspiren. ¡Y plantas, plantas, plantas!
Y evita comer en la misma mesa en la que trabajas, no solo porque llenarás el teclado de restos de comida, es que ni siquiera conseguirás desconectar del trabajo en esos minutos de descanso. Ya, sabemos que lo seguirás haciendo.
Descansar
Cuando nos gusta mucho nuestro trabajo podemos llegar a ser nuestrx peor enemigx. E incluso si no nos gusta o si sabemos desconectar pero tienes un vínculo muy fuerte con tus jefes. La responsabilidad que asumimos con nuestras tareas y la presión por cumplir nuestras metas puede llevarnos a un perfeccionismo improductivo y estresante o al presencialismo más ineficaz.
Es fundamental ser autocríticxs para mejorar pero, rizando el rizo, no olvidemos ser críticxs con nuestro lado más crítico. Debemos aprender a descansar cuando sea necesario sin tener miedo a “perder” unos minutos, debemos detectar cuándo es mejor darle al freno para seguir teniendo un buen desempeño y no caer en el síndrome burnout.
Escuchar música en los pequeños descansos, realizar estiramientos, comer sano, hablar con tu crush… No hace falta una food truck en el pasillo del trabajo ni un tobogán para llegar al baño, nuestro mejor programa de bienestar lo podemos diseñar nosotrxs mismxs.
Según Sabine Sonnentag, el ejercicio, las pausas en el trabajo, las prácticas de relajación y los límites entre el trabajo y el hogar pueden reducir el estrés laboral y aumentar el bienestar y el compromiso de los empleados.
No podemos hablar del cuidado personal como si fuese un lujo, tiene que ser una parte más de nuestro día a día.
